Quim Monzó (Barcelona, 1952) viene a ser el metro de platino iridiado de la lengua catalana, al menos en su versión barcelonesa. Escritor, periodista (publica una columna diaria en La Vanguardia desde hace cinco años), personaje mediático, referencia lingüística, antiguo diseñador gráfico, pornógrafo y turético (el síndrome de Tourette y las descargas de dopamina le provocan tics abundantes, una cierta tendencia a la procacidad y un carácter más o menos obsesivo), se aproxima bastante a la idea que uno tiene del genio creativo. Esta conversación se desarrolló un día festivo de agosto en su piso barcelonés, junto al Paralelo. / Esta entrevista se puede leer en www.jotdown.es.