Los Juzgados de Santa Coloma de Farners (Girona) han juzgado a una barcelonesa, Àngels Monera, que se negó a hablar en castellano a los agentes de la Guardia Civil del aeropuerto de Girona. La mujer se enfrenta ahora a una posible multa de 200 euros acusada de una falta de respeto a la autoridad.
El detonante del caso, que tuvo lugar el pasado 3 de septiembre, fue una laca en spray que la madre de la mujer llevaba en el bolso de mano. Los agentes sostienen que Monera los llamó «franquistas» cuando le pidieron que hablara en castellano y que se puso el DNI en la boca. La mujer, por su parte, dice que la Guardia Civil le exigió de malas maneras que les hablara en español y que después la retuvieron en sus dependencias.
Àngels Monera, acompañada de su madre y su hija, se disponía a coger un vuelo de Ryanair con destino a Alguer (Cerdeña). En el momento de pasar por el control de pasajeros, la vigilante de seguridad encontró un spray de laca en el equipaje de la madre de Monera. La vigilante advirtió a la mujer que debía tirar el bote. Ella bromeó diciendo que no pensaba «cometer ningún atentado».
Entonces, según la versión de la madre, la vigilante le dijo que le preguntaría a la Guardia Civil si se le permitía embarcar con la laca. Cuando los agentes se acercaron a la madre, Àngels Monera (que ya había pasado el control) se acercó a ellos para ver qué pasaba. A partir de aquí, las versiones de unos y otras difieren.
Durante el juicio, Monera ha sostenido que los dos agentes le exigieron que les hablara en castellano y que, cuando ella se negó diciéndoles que tenía «todo el derecho a hablar catalán», la Guardia Civil se la llevó hasta las dependencias que el Cuerpo tiene en la terminal. Monera ha explicado que allí los dos agentes (un hombre y una mujer) la retuvieron durante media hora.
Durante este tiempo, asegura la barcelonesa, los agentes le preguntaron si tenía un conflicto lingüístico, si sabía dónde estaba Girona o «si reconocía que España existía». La barcelonesa también ha relatado que dada su actitud «beligerante y agresiva», no les habló en castellano en ningún momento (incluso lo hizo en inglés), pero que tampoco los insultó.
Por su parte, los agentes han declarado que cuando pidieron a Monera que les hablara en castellano porque no la entendían, la mujer se alteró y los tildó de «franquistas». Además, han añadido que, cuando le pidieron que se identificara, se puso el DNI en la boca. La barcelonesa ha admitido que quizás lo hizo, pero no por tener una actitud irrespetuosa, sino porque tenía las manos ocupadas con el equipaje. Los agentes han definido la actitud de Monera como «hostil y degradante».
Han explicado que la llevaron a las dependencias de la terminal porque la mujer se había puesto a gritar en medio del aeropuerto. A consecuencia de estos hechos, tanto Monera como su familia perdieron el vuelo a Alguer. Las mujeres compraron otro billete a Cagliari (Cerdeña), alquilaron un coche y hicieron más de 300 kilómetros para ir hasta el Alguer, adonde llegaron con un día de retraso.
Al final del juicio, el fiscal ha pedido una multa de 200 euros por una falta de respeto a la autoridad. La defensa ha pedido la absolución, porque sostiene que, si Monera no habló en castellano, no lo hizo por faltar al respeto sino por ejercer su derecho.
El juicio ha contado con un intérprete (solicitado expresamente por la jueza) para que tradujera al castellano todo lo que iban relatando Monera, su familia y el abogado defensor. El motivo de su presencia a la sala se debía a que ninguno de los dos Guardias Civiles entendía el catalán. El letrado de la defensa, Marc Cristiano, se ha mostrado sorprendido por este hecho. «No es muy habitual, porque según la Ley de Política Lingüística tenemos el derecho a hablar catalán, y los dos agentes deberán tener la obligación de conocer el catalán; aunque no lo hablen, lo deberían entender», ha declarado.
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