La segunda semana de septiembre el Ministerio para la Transición Ecológica iniciará los trabajos de reforma de 500 metros del extremo sur del Paseo Marítimo de Platja d’Aro, el tramo más perjudicado por la tormenta Gloria del pasado mes de enero.
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El Estado invertirá un millón de euros en la instalación de un muro de rocalla con suficiente profundidad para que su base esté por debajo de nivel del mar como en un espigón pero playa adentro-, para evitar que en el futuro se pueda descalzar de nuevo, ya que el temporal puso de manifiesto la marca de apoyo estructural en su base construida entre 1985 y 1990, directamente sobre la arena.
Simultáneamente, el Ayuntamiento destinará 750.000 euros en nuevo sistema de cableado del alumbrado público de todo el paseo gracias a una inversión prevista, pero que ahora se ejecuta desde un nueva perspectiva en que la instalación no será bajo la arena, sino en el subsuelo del paseo.
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Asimismo también se renovará en el tramo de obra nueva la red de saneamiento. La afectación también se extendió en superficie y por lo tanto, ahora el Ayuntamiento podrá definir cómo debe ser la nueva capa superior del Paseo Marítimo (por ejemplo haciéndola más lisa y transitable), cuáles serán los nuevos elementos de mobiliario urbano y de ajardinamiento.
El calendario prevé la finalización de obras en torno a la Semana Santa de 2021. El calendario inicial de obras, previstas de marzo a junio de este año, no se pudo llevar a cabo a causa del estado de alarma por la Covid-19. Entonces, el consistorio solicitó a Costas un nuevo calendario para evitar la coincidencia con la temporada de verano y conservar las terrazas de los establecimientos de restauración.
Entonces el Ayuntamiento restauró provisionalmente la arena para evitar el socavón y facilitar el acceso a pie desde el paseo a la playa y la zona de baño, y señalizó con elementos de seguridad el tramo más deteriorado.
Ahora, también se redistribuirán 20.000 m3 de arena de la Playa Grande y con nuevas aportaciones del interior de mar de la zona de la desembocadura del Ridaura, para conectar el paseo con la playa, si bien también se contempla la instalación de accesos con escaleras y rampas para superar, en su caso, el diferencial de altura en algún punto o ante futuros movimientos naturales de la arena. Simultáneamente se aprovechará el conjunto de nuevas circunstancia para retirar progresivamente las grandes farolas instaladas sobre la arena, que se iluminará desde la zona peatonal, con la voluntad de configurar la playa desde una óptica más naturalizada.