Blanes y Malgrat de Mar han recuperado hoy a primeras horas de esta tarde la conexión viaria a través de la carretera GIP-6831, al abrirse al tráfico de vehículos y personas el nuevo puente que se ha construido sobre el río Tordera y que conecta ambas poblaciones situadas en la frontera entre las provincias de Barcelona y Girona.
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El puente antiguo quedó destruido el pasado 22 de enero a consecuencia de la riada de agua que se desbordó en el tramo final del río Tordera, durante la tormenta Gloria, causando graves daños en diferentes zonas de Cataluña. También quedó destruido el puente ferroviario que une ambas poblaciones y que previsiblemente entrará en funcionamiento las próximas semanas, antes de de Navidad. Este puente está situado a unos 50 metros del que hoy ha entrado en servicio.
La apertura del puente ha contado con la presencia del consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet; así como representantes de las diputaciones de Barcelona y Girona. También han asistido los alcaldes de Blanes y Malgrat de Mar, Àngel Canosa y Joan Mercader respectivamente.
El consejero Damià Calvet manifestó que «el episodio del Gloria dejó heridas en todo el territorio de Cataluña, pero las heridas fueron seguramente aquí más visibles y evidentes. La crecida del río Tordera comportó la destrucción de los dos puentes, de Adif y de la carretera que pertenece a las diputaciones de Barcelona y Girona». Calvet ha remarcado que «este puente se ha ejecutado con un altísimo nivel de calidad y reduciendo el tiempo previsto de ejecución».
Así, prosiguió, «hoy ponemos en servicio un mejor puente, que no sólo cumple los requisitos de la Agencia Catalana del Agua, con menos pilares y más altura», expuso el consejero Calvet, que también ha remarcado que «nos hemos coordinado con el nuevo puente de Adif para que los pilares coincidan y no haya más ocupación del cauce».
El consejero de Territorio y Sostenibilidad ha argumentado que «el cambio climático hace que tengamos fenómenos meteorológicos más imprevisibles, violentos y con más frecuencia de lo que estábamos acostumbrados, y que áreas con una especial sensibilidad queden afectadas».
En consecuencia, «tendremos que adaptarnos con la construcción de infraestructuras. La adaptación es un concepto clave; sólo así, seremos un país más preparado y resiliente a la emergencia climática que estamos viviendo».
Según se ha informado hoy, la construcción del puente ha costado 4,6 millones de euros, inferior a lo presupuestado inicialmente. Las obras comenzaron el pasado mes de febrero y ahora, una vez restablecido el tráfico, las tareas de remates que aún quedan por hacer se espera que finalicen el próximo mes de diciembre. El procedimiento constructivo que se ha utilizado ha permitido acortar el plazo de ejecución de los 10 meses inicialmente previstos a los 8 actuales.
Un puente más amplio y con espacio para y peatones
El nuevo puente es más ancho que el que había anteriormente, y se ha ubicado en el mismo lugar que el anterior. Tiene una longitud de cerca de 220 metros y una anchura de 13 metros, de los que seis son para el paso de vehículos sin cortar el arcén. La estructura cuenta con cuatro pilas que dan a tres tramos de 51 metros y dos de 33. Al ser más ancho, permite una circulación más segura en los dos sentidos de circulación.
El puente incorpora en el lado mar un espacio de tres metros de ancho, separado de la carretera por una valla metálica de protección, para posibilitar el paso de peatones, pudiendo realizar también la función de carril bici, aunque conviene recordar que la carretera que une Blanes con Malgrat carece de un espacio señalizado y específico para bicicletas. El puente y el tramo de carretera colindante cuentan con arcén.