El primer asunto incorpora alguna de las seis alegaciones presentadas durante el tiempo que ha estado en información pública. Una de estas modificciones se refiere a la anchura de las aceras del futuro vial, que debe revitalizar la zona turística de Blanes.
En concreto, se acordó que la acera del lado mar tenga una anchura de cuatro metros y que en el lado opuesto tenga seis metros. Asimismo, se fijó en 6.992.628 euros la inversión a realizar.
Respecto de la reordenación del frente marítimo, los grupos municipales coincidieron en la importancia del proyecto con vistas a remodelar la imagen del Paseo de la Marina y Paseo de S’Abanell. El proyecto de esta actuación fue aprobado el pasado 3 de febrero por la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar.El proyecto constata, según la documentación aportada en el pleno, que «el actual Paseo de S’Abanell no se adapta a la forma de equilibrio en planta de la playa y que los estudios de dinámica del litoral realizados indican que este tramo costero se encuentra en regresión, lo cual incrementa los daños causados por los temporales, ocasionando gastos para repararlos. El proyecto pretende conseguir una reducción sustancial de los daños causados por la dinámica del litoral mediante la recuperación de superficie de dominio público marítimo-terrestre (unos 12.000 metros cuadrados), descartando la construcción de diques de abrigo debido a la gran pendiente existente en la zona sumergida».
La primera fase, que comprende el espacio entre Sa Palomera y el cruce con la con la Mercè Rodoreda, costará 10,39 millones de euros y contempla el derribo del muro actual y la construcción de uno nuevo de aproximadamente 1,5 km de longitud, y la urbanización del mismo, en el que sólo habrá un sentido de circulación para los vehículos, pues se estrechará ya que se retrasará respecto de su ubicación actual. En concreto, en el Paseo de La Marina, la reducción será de ocho metros. El tramo del Paseo S’Abanell comprendido entre la plaza Països Catalans y la calle Costa Brava, se estrechará unos siete metros; entre Costa Brava y la avenida del Mediterráneo unos cinco metros y entre esta avenida y la calle Mercè Rodoreda unos 12 metros.Para detener las embestidas del mar cuando se produzcan temporales se construirá un muro soterrado que estará coronado por un banco para que los viandantes se puedan sentar de espaldas al mar. La segunda fase afecta a la zona comprendida entre la calle Mercè Rodoreda y la desembocadura del Tordera y tiene un presupuesto de 1,14 millones. La primera fase, cuando comiencen las obras, durará un año.
El problema de la arena seguirá existiendo
La concejal de ERC Conxita Boldú manifestó que el proyecto no resolverá uno de los principales problemas que padece esta zona: la pérdida periódica de la arena de la playa y, por tanto, la anchura de la misma, vital para la actividad turística. La negociación del proyecto entre el Ayuntamiento y el Ministerio comporta que el Estado asumirá la aportación de arena (este año no la habrá), lo cual para Boldú significa «tirar el dinero». Dijo que hay
soluciones propuestas por los expertos y auspiciadas por la asociación de hoteleros pero que «no se les escucha». Afirmó que corremos el riesgo de «tener un paseo muy majo, pero sin playa». Por su parte, Joan Salmerón (ICV-EUiA), indicó que el proyecto impedirá que el mar destroce el paseo y atribuyó la pérdida de arena al «cambio climático», a la escasa aportación de arena y sedimentos por parte del río Tordera y a la predominancia de los vientos de levante, factores que comportan que la arena de la playa se vea mermada con el paso del tiempo y los temporales de otoño e invierno.Por su parte, Josep Marigó (PSC), planteó que durante la próxima legislatura se trabaje por crear un gran pacto entre Ministerio, Generalitat, Ayuntamiento y los representantes del sector hotelero para estudiar si es posible articular una serie de medidas que frenen la pérdida de arena. En este sentido, invocó la colaboración del Centro de Estudios Avanzados de Blanes.
En el apartado de cuestiones relacionadas con la Hacienda municipal se aprobó por 10 votos a favor y nueve en contra el estado de inversiones a ejecutar en 2011 y ejercicios siguientes, así como la financiación de los proyectos. Joan Burjachs, concejal de Hacienda, dijo que lo que se sometía al pleno era la «foto» del estado real de las inversiones. Las intervenciones de los grupos de la oposición motivaron que aclarase que el presupuesto de 2011 se prorroga, a fin «de dar flexibilidad al futuro equipo de gobierno» que salga de las elecciones municipales de mayo» y que se había optado por no presentarlo para no condicionar la actuación de los políticos que tomen las riendas del Ayuntamiento tras los comicios.
Manifestó que el gasto de 2011 se ha reducido en todas las áreas un 20%, el porcentaje máximo legal permitido, y que si en 2007 el gasto ascendió a algo más de 35 millones, en 2010 se situará en menos de 38 millones. Burjachs consideró que el cierre del ejercicio de 2010 -pendiente de ser presentado-, arrojará un superavit de 1,1 millones de euros, pero Joan Salmerón pronosticó que habrá un déficit de 2,8 millones de euros.
Contribuciones especiales
El peno aprobó por 17 votos a favor y la abstención de los dos ediles de ICV-EUiA las ordenanza municipal que regulará las contribuciones especiales relacionadas con la financiación de la calle Colom y viales adyacentes. Por este concepto se deberán recaudar 1.392.000 euros, que pagarán los propietarios de la zona. El baremo se establece teniendo en cuenta de forma paritaria los metros de fachada y metros de superficie de los inmuebles.
El pleno acordó asimismo la extinción de la Fundació Privada Àngel Panells, por falta de recursos económicos. El asunto se llevó al pleno al ser el alcalde el presidente honorífico de la entidad. Los grupos municipales lamentaron el fin de la entidad, que ha realizado durante sus nueve años de existencia una notable aportación a la cultura local.
Texto, fotos y edición: José Fernández